jueves, 5 de junio de 2008

CULTURA Y CONTRACULTURA




La cultura se refiere a una multitud de características que conforman al sujeto en un ambiente social, es decir, “cultura” es simplemente una palabra que engloba educación, mitos, religión, creencias, tradiciones, formas de ser, sentir y pensar, conocimientos, valores, imaginario social.
Es una construcción colectiva, dado que a partir de las necesidades y satisfacciones que siente el sujeto, la va a crear y a transmitir. Es un sistema de símbolos y discursos que dan a nuestro actuar en el mundo y, por tanto, llega a construir parte integrante de la identidad de los sujetos y uno de los niveles de su integración.
En la cultura es donde se va a producir una identidad nacional, es decir, el hombre va a ser el creador de ese conjunto de elementos de los que está constituida la humanidad y a la vez él mismo se va a crear, así la cultura tomará una esencia colectiva.

La cultura se puede entender como el complejo de conocimientos, creencias, artes, leyes, moral, parentesco, costumbres y toda la facultad que poseen los miembros de una sociedad que permite situar al hombre en su situación propia, con el instante concreto de un paradigma cultural. Esto supone distintos sentidos según la clase social, el grupo étnico, el idioma, la identidad regional o la totalidad de la sociedad a la que se aplique.

El imaginario social, las instituciones y por ende la cultura son creadas y recreadas nuevamente, de acuerdo a las necesidades económicas, políticas, y la situación histórica-social en la que se encuentre, por lo tanto, ante estas situaciones no gratas para el sujeto, busca una nueva forma de vida, se va sublevando ante estas circunstancias. Por ello, al no estar de acuerdo con la cultura dominante se buscan alternativas de expresión, dándose así, algunos fenómenos contraculturales.

La cultura como institución, dota a la contracultura de aspectos fundamentales para su construcción, es decir, va a tomar de la cultura solo algunos elementos que se deseen transformar, sin embrago, la cultura no se pierde porque de otra manera la contracultura no podría existir, de la cultura, se extraen algunos aspectos no satisfactorios a los cuales se va a criticar y agredir.

Los fenómenos contraculturales vienen a ser el parte aguas para ese cambio tan anhelado, como lo es básicamente ante la represión y el dominio que ejercen varias instituciones, esas instituciones que se encargan de marcar ciertas normas y/o reglas con las que de alguna forma no se están de acuerdo, que de alguna manera no le dan vida a la libertad de pensar, de actuar, de sentir y, por ello, la insatisfacción del sujeto.

Ante estas circunstancias se construye ahora un imaginario radical con tendencia a la transformación de la cultura ya institucionalizada, dicho imaginario se encargará de ir creando nuevas formas de imaginarse el mundo y vivirlo de acuerdo a esos deseos que de alguna manera la cultura dominante no le ha dado cabida.

La contracultura es la encargada de cuestionar, de criticar, de crear y de encontrar algún espacio en donde se dé a conocer el malestar que se siente ante esas figuras de alteridad, poniendo así, en tela de juicio no solo el imaginario social, sino también, las formas instituidas de su cultura.

El término se precisa en Norteamérica, contracultura es la suma de movimientos cuyo fin es consolidar un espacio alternativo para formas de vida, convicciones, predilecciones artísticas, ahí alternan o se combinan durante la primera etapa los fanáticos del Rock, los izquierdistas no ortodoxos, las feministas (en un medio que sigue siendo machista), los primeros ecologistas, los anarco-pacifistas, los defensores de la libre expresión.

La finalidad de la contracultura es buscar un cambio en la estructura social establecida, en esas culturas dominantes que no dan lugar a la expresión, a la igualdad, a la democracia, ante estas situaciones estresantes, marginadas se busca por medio de movimientos, alternativas de vida que los satisfagan de alguna manera.

Algunos grupos tuvieron como finalidad dar a conocer la inconformidad de su cultura por medio de manifestaciones culturales como lo eran las marchas, los conciertos de rock, los performance, etc. Que en aquellas épocas no eran tolerables, sin embrago esas ideas contraculturales no se han perdido y en la actualidad aún se contemplan, obviamente, no persiguen los mismos fines, dado que la historia no es estática.

La contracultura no es un concepto limitado como muchas veces se le asigna a los jóvenes, como lo son los beatniks, roqueros, jipis, pachucos, punk, dark, etc. El concepto de contracultura abarca más ámbitos como lo artístico, lo literario, lo económico, entre otros.

Contracultura es el conjunto de movimientos, ideas y acciones de significación social cuya expansión se opone a los valores consagrados por la tradición artística, científica, y filosófica contenida en las grandes realizaciones culturales de la humanidad.

Es una actitud que posee entre otras características la de socavar, negar o ignorar el valor de las grandes obras de la cultura.

Como contracultura se conoce también al conjunto de movimientos contra la institución y las estructuras de pensamiento dominante, puede entenderse como aquello que se opone a toda forma de convención social o de conservadurismo, a todo lo establecido que permanece inmutable o inacabable, puede ser cualquier manifestación social, cultural e incluso económico que cuestionan estructuras de poder verticales, cuestiona tanto los métodos coercitivos de la derecha , como los de la izquierda, los métodos verticales y autoritarios, la contracultura son manifestaciones espontáneas.

La contracultura será marginada por la cultura dominante, ya que esa cultura ejerce su poder a través de lo económico, político; siendo que los sujetos que pertenecen a la contracultura es solo una minoría comparada con la cultura dominante, sin embrago comúnmente se piensa y se ve una separación entre ambas, a pesar de que esa contracultura también forma parte de la cultura.

La cultura institucional se refiere a la dominante, dirigida, heredada y con cambios para que nada cambie, muchas veces irracional, generalmente enajenante, deshumaniza, consolida el status quo y obstruye, sino es que destruye, las posibilidades de una expresión autentica entre los jóvenes, además aceita la opresión, la represión y la explotación por parte de los que ejercen el poder, naciones, corporaciones, centros financieros o individuos.

Ante estas situaciones sociopolíticas se va desarrollando una profunda insatisfacción hacia lo ya establecido, buscando así, la creación de nuevos espacios que construyan la libre expresión esa recreación de los imaginarios sociales, esos imaginarios rígidos, sometedores y represores que en gran medida son relacionados con los adultos. Por ello, la contracultura surge cuando aumenta la rigidez de la sociedad y las autoridades forman un imaginario de que todo está bien, que todo en el país está estable, pero del discurso a la realidad hay un gran espacio, sin embrago el sujeto tiene la capacidad de percibir lo que en realidad sucede a su alrededor de decretar las promesas y las metas de la sociedad.

La contracultura es cultura y manifiesta un rechazo al sistema que tiene impacto en toda la sociedad, pero que no representa una militancia, oposición o movimiento político, sino que se manifiesta mediante actos culturales: maneras de hablar, de vestir, de usar el cuerpo; costumbres e ideas que no representan propiamente una ideología sino más bien una manera de entender el mundo. Muestra una “estética de la antiestética” y en el fondo procura ser ella misma y no parte de la uniformidad.

Se puede decir que la contracultura es parte de la cultura; sin este elemento de cultura no podría existir, dado que no se tendrían elementos para cuestionar, para analizar, para crear, sin embargo, la contracultura no va a ir en contra de toda la cultura solamente en algunos aspectos de ella, con los que de alguna manera no se esté de acuerdo.

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