sábado, 31 de mayo de 2008

El Ateneo de la Juventud

México necesita poseer tres virtudes cardinales para llegar a ser un pueblo fuerte: riqueza, justicia e ilustración… volved los ojos al suelo de México, a nuestras costumbres y nuestras tradiciones, a nuestras esperanzas y nuestros anhelos, a lo que somos en verdad.
Antonio Caso (en 1916).


A partir de 1906 se registran importantes transformaciones internas en el cuerpo aparentemente monolítico de la cultura porfiriana. En enero de 1906, Alfonso Cravioto y Luis Castillo Ledón publican Savia Moderna, que continúa las líneas fundamentales de la Revista Moderna y que, en ese mismo año, presenta una exposición de jóvenes pintores: Ponce de León, Francisco de la Torre, Diego Rivera, Gerardo Murillo, el Doctor Atl, vuelto de Europa, encabeza la difusión del impresionismo y el desprestigio del arte pompier. En 1906 se inician las reuniones de un grupo de intelectuales (Alfonso Reyes, Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña) para leer a los clásicos.

La sustancia mitológica del Ateneo de la Juventud incluye estos puntos:

Es una generación con claridad y unidad de propósitos, con altísima idea de su encomienda, rebelde e inconforme ante la cultura porfiriana.
Destruyen las bases sociales y educativas del positivismo y propician el retorno al humanismo y a los clásicos.
Recuperan, descubren y hacen circular a autores como Platón, Schopenhauer, Kant, Boutroux, Bergson, Poicaré, William James, Wundt, Nietzsche, Schiller, Lessing, Oscar Wilde y Hegel.
Renuevan el sentido cultural y científico de México.

La generación del 15

Un fenómeno mítico como la generación del 15, que carece de una considerable obra escrita y sólo al principio conoce la unidad de acción que desemboca en los puestos administrativos, resulta singular por la importancia del shock cultural que emblematiza, la primera reacción elitista no meramente defensiva ante la revolución. Estos intelectuales permanecen en México y quieren participar en la vida pública.

A la Generación del 15 ya sus maestros los ateneístas, formados (o reformados por) los ideales de la Grecia clásica, los acontecimientos les resultan incomprensibles o ajenos las más de las veces. Lo que se conoce como Generación de 15 ha de actuar plenamente a partir de 1921 cuando se acepta a Vasconcelos como figura guiadora. Pese a Antonio Caso (o quizás gracias a él) la Generación del 15 carece de disciplina y maestros y no intenta una labor crítica sino pedagógica.

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